Santosha es el segundo de los Niyamas y nos invita a darnos cuenta de que ya somos seres plenos, completos, felices. Nos ayuda a darnos cuenta de que la felicidad no es un objeto que se compra y que tampoco viene como valor agregado a los objetos o vínculos que deseamos, porque estos no son eternos, así como tampoco la “alegría” que nos pueden proporcionar. Santosha, el contentamiento, surge de la aceptación de lo que somos y tenemos, aquí y ahora. Cultivar la atención plena nos permite relativizar y tomar distancia de los problemas que nos surgen en la vida cotidiana o de nuestra práctica siendo más conscientes de que el hecho de pre-ocuparnos o juzgar no soluciona el problema y de que todo tiene su fin, tarde o temprano. Cultivar la atención plena dentro y fuera de la sala es el mejor entrenamiento para encontrar Santosha, ese estado de alegría, felicidad, permanente, subyacente a cualquier acontecimiento. Santosha es darnos cuenta de que no necesitamos nada más para ser felices, la felicidad es una cualidad intrínseca del ser, no es algo que se consigue del exterior.